El fútbol base de Bizkaia tiene muchos nombres propios. Uno de ellos el Santutxu, un club con solera de Bilbao sin el cual sería difícil entender la historia de nuestro fútbol. Muchos años -unos 35- lleva trabajando su cantera en Maiona y los resultados de esa ardua y permanente labor están a simple vista.
El Santutxu compite en la élite del fútbol desde juveniles a infantiles y dispone de ocho equipos de fútbol escolar y una escuela con 60 niños.
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Fundado en 1918, el Santutxu es historia viva del fútbol en Bizkaia. El club del populoso barrio bilbaíno es un referente en el trabajo de cantera. Hoy, son cerca de 330 los futbolistas que agrupa, una cifra que se mantiene prácticamente año tras año. En unos tiempos en los que el deporte debe combatir con factores como la baja natalidad, es de resaltar la estabilidad adquirida por la entidad rojilla. Al frente de ella se sitúa Mitxelo, toda una eminencia en el fútbol vizcaíno. Su reciente pasado en el Athletic -un premio merecido- le otorga una experiencia al beneficio del Santutxu y de sus 20 equipos. En la cúspide de esa estructura, el senior de Honor, entendido como la última fase del fútbol base. Allí, donde los canteranos “han jugado, juegan y jugarán” tras pasar por las diferentes categorías. En cuanto a los éxitos deportivos, apenas hay queja. A excepción del Regional, que descendió la pasada temporada, el resto vive instalado en la élite.
Es encomiable el trabajo que realizan los 20 directivos para que esta estructura funcione.
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Hace dos semanas debutó en Copa con el Athletic y el domingo hizo lo propio en San Mamés ante el Barcelona. Es Aitor Ramos, el último exponente salido de la cantera del Santutxu y que recala en el club rojiblanco. Seis fueron las temporadas que los de Maiona disfrutaron de él. “Es un jugador con mucha chispa”, apunta Mitxelo.
Antes del bermeano, otros muchos ex rojillos pueden presumir de haber hecho sus pinitos en la Liga de las Estrellas. Jonan García y Urko Arroyo son los casos más recientes y conocidos. La calidad de estos jugadores no hace más que demostrar el alto nivel que mantiene el Santutxu, cuya filosofía se centra en competir con futbolistas de Bilbao. “El 95% de los jugadores son de Bilbao y sólo el 5% son de otras zonas”, señala el presidente, quien asegura que el propósito es “mantener el mayor número posible de jugadores que se inician en el club en edades inferiores”.
Jonan García y Urko Arroyo también han vestido de rojiblanco en Primera División.
Y es ahí, en sus inicios, donde el club comienza a formar a sus futbolistas. En las escuelas de fútbol sólo se trabajo el contacto con el balón. En esta fase de iniciación, los niños desarrollan técnica individual (gestos, conducción, fintas, golpeos…) y un poco la colectiva. La siguiente etapa corresponde a la formación. Los alevines e infantiles ejercitan las llegadas, así como las maneras de cerrar un partido.
Cuando ya se empieza a pensar en la competitividad es en infantiles. En la metodología de entrenamientos no hay grandes diferencias con la fase anterior, pero sí se inculca ese espíritu competitivo. Por último, a partir de cadetes y, más aún, en juveniles se refuerza el trabajo físico. La táctica y la estrategia también ganan en importancia.
El fútbol base en Bizkaia se comenta que ha bajado y los jugadores que no se implican. Bajo mi punto de vista no estoy de acuerdo.
El jugador, en general los que conozco yo, asiste a los entrenamientos, trabajan, aprenden y mejoran, lo que no debemos pensar es en mentalizarles de que sólo existe el fútbol.
El nivel de los equipos se ha equiparado y creo que es por los clubes, que cada vez están trabajando mejor deportivamente. Ya no existen las diferencias que había anteriormente.
Las instalaciones, por otra parte, han mejorado mucho y te han obligado a cambiar la metodología de trabajo (se ha modernizado y en esto tiene que ver mucho el Athletic)
Nosotros, los coordinadores y entrenadores, debemos ser las personas que tenemos que animar a los chavales a que no pierdan la ilusión de jugar en los momentos difíciles.
Mitxelo agradece también la colaboración de todos los comercios.
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– Iniciarles como deportistas
– Formar jugadores competitivos (con casta)
– Seguir la progresión-evolución del futbolista
– Formar jugadores, pero sobre todo personas
Se compone de 40 técnicos, cinco ojeadores, dos fisios y un masajista: “Técnicos jóvenes con ganas de trabajar y enseñar a los jugadores”. Así define Mitxelo a los 39 entrenadores -tres de ellos de porteros- que componen el organigrama del Santutxu. Para alguno de ellos -los de mayor experiencia- se vislumbra un gran futuro, mientras que otros aún están en su fase germinal.
El organigrama, por otro lado, está dividido en dos partes: la que coordina el propio Mitxelo (del regional a los alevines, ambas categorías incluidas) y la que maneja Iñaki Calvo (los benjamines y la escuela de fútbol, la cual se entrena en el instituto Artabe).
La metodología de trabajo es común para todos y cada uno de los equipos, pero los técnicos tienen libertad para aplicar otros métodos, siempre que reciban el visto bueno del club.
Otra parte importante de este equipo técnico es la correspondiente a los ojeadores. Hasta cinco personas se encargan de la búsqueda de jugadores que “permitan tapar las debilidades y así poder mantener un nivel bueno”. En este punto, Mitxelo quiere recordar al coordinador del Galdakao, Eneko Ibarretxe, que es normal que los futbolistas se marchen a otros equipos. “A nosotros también nos pasa y me parece bien ya que es en beneficio del jugador”, concluye.
Mantener a todos sus equipos de fútbol base en la élite y preparar un proyecto a corto plazo para el Regional.
El regreso a División de Honor en juvenil fue el mayor éxito alcanzado por el Santutxu la campaña pasada. Su retorno a la máxima categoría sub-18 era algo ansiado por los de Maiona después de pasar unos años en un escalón por debajo. Asentado en la zona media, parece que el objetivo de mantenerse está a su alcance. Del mismo modo, lo primordial es no vivir ningún descenso.
En cuanto al Regional, Mitxelo lamenta haber bajado de Tercera y adelanta que, dependiendo de las circunstancias, “el año que viene hay que plantearse volver a dejar Honor para intentar dar el salto”.
Un reportaje de Cantera Deportiva.