Los clubes vizcaínos de mayor categoría ven en el Santutxu una cantera de futuros talentos Incluso Benito Floro, en 1991, no dudó en acudir a Mallona para seguir de cerca a algún jugador.
A imagen y semejanza del Athletic. Así trata de sobrevivir el Santutxu en la cada vez más exigente División de Honor Regional. El club bilbaíno mantiene la idea de jugar con los futbolistas formados en su cantera. No es ésta la única característica común con el conjunto rojiblanco, ya que la afición del Santutxu muestra cada domingo en Mallona un nivel de exigencia elevado para la categoría en la que se encuentra su equipo, más idónea para el pelotazo que para el gusto por el juego del balón que intentan poner en práctica los futbolistas del Santutxu. La mayoría de los socios del club bilbaíno acuden los domingos por la mañana a Mallona y por la tarde cambian las estrechas dimensiones del campo de Santutxu por la grandiosidad de San Mamés.
Si a estas dos particularidades, unimos la cada vez mayor competitividad de los conjuntos que comparten categoría con el Santutxu, con elevados presupuestos como el Somorrostro o el Santurtzi, las dificultades se multiplican para un club que sigue defendiendo con uñas y dientes su política de cantera.
Cada vez que los técnicos del Santutxu se encuentran con una camada exitosa en las filas del primer equipo, comienza el proceso de desmantelamiento de los clubes de mayor categoría del fútbol vizcaíno que ven en el Santutxu un vivero de futuros talentos. Los ejemplos son innumerables en todas las categorías futbolísticas. Jonan García, en el Athletic, Katxorro, en el Xerez de Segunda División, David Gallo, Jon Solaun, Ormazabal, Garate o Iñigo Pérez, en el Jaén, Lorca, Mirandés, Bilbao Athletic, Sestao y Barakaldo respectivamente, son los ejemplos de Segunda División B.
Incluso, Benito Floro, no dudó en acudir a Mallona allá por el año 91, última temporada en la que el Santutxu militó en Tercera División, para contemplar las evoluciones de un prometedor interior zurdo como Ipiña, toda una institución del fútbol vizcaíno que ha militado en multitud de clubes de Segunda y de Segunda división B, como el Sestao, el Barakaldo, el Bermeo o el Gernika.
El reflejo de esta exitosa política de cantera se puede contemplar en el actual organigrama deportivo del club. Un total de diez conjuntos federados componen la realidad competitiva del Santutxu. A ellos, hay que unir las seis plantillas que componen la Escuela Deportiva del Santutxu, destinada a los futbolistas de categorías pre-alevín, benjamín y prebenjamín. En total, el Santutxu cuenta con unas 300 fichas federativas que articulan su organigrama.
Equipo de barrio
Con un número de socios que ronda los 800, las dificultades económicas del Santutxu son evidentes. Sin embargo, para paliar esta problemática, el club bilbaíno recurre a otra de sus particularidades, el Santutxu es por encima de todo el equipo del barrio. De esta forma, gran parte del comercio del barrio de Santutxu no duda en colaborar con el club como fuente de ingresos adicional, de forma publicitaria, a las arcas del club bilbaíno.
Otra de las características que ayudan a paliar las apreturas económicas es la colaboración desinteresada de multitud de padres de futbolistas del club que convierten al club bilbaíno en una institución familiar.
El Santutxu es uno de los referentes históricos de la cantera vizcaína. Desde su creación en 1918, ha aportado multitud de futbolistas a los clubes vizcaínos. Con el objetivo de la salvación para su primer equipo como finalidad prioritaria y sin descartar de antemano cotas mayores, el Santutxu sigue apostando por la gente de casa.
Felipe García / Bilbao
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